Sigo añadiendo recetas y en este caso un clásico que con más o menos fortuna hemos hecho todos. A mi personalmente me gusta que el relleno sea cremoso y que tenga el mayor número de capas posible; es decir, prefiero que el recipiente sea más pequeño pero que tenga bastantes capas.
Bueno para empezar hay que cocer las placas de lasagna como indique el fabricante, aunque hoy también hay placas que no necesita cocción solo hidratarlas pero uno que es un poco rarito le sigue gustando más las placas clásicas. Para el relleno en una sartén añado un poco de aceite de oliva en el que coloco un diente de ajo y cuando empiece a bailar ponemos la carne picada, unos tacos de banco y unos champiñones. A media preparación se le añade un chorrito de vino blanco y un poco de paté hasta que se deshaga. En otro cazo ponemos la mantequilla con una pizca de aceite de oliva y cuando esta comience a coger un tono avellana se añade harina y se deja que esta se rehogue hasta que se forme un roux de un tono marrón claro momento de añadir la leche templada y dejamos que la bechamel coja la textura que nos guste. De esta bechamel añadimos un par de cucharadas a nuestro relleno y así lo hacemos más cremoso.
Bueno ahora en una fuente de pirex ponemos un poco de aceite y luego las placas de lasagna y encima relleno y así colocamos todas las capas que podamos. Acabamos con un capa de lasagna y cubrimos con la bechamel, rallamos queso por encima (a mi me gusta abundante y que sea un poco fuerte, mejor parmesano) y metemos una media hora en el horno a 180º C. Acompaño con una ensalada para refrescar.
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