Os voy a contar una de mis grandes debilidades que se puede comprobar a poco que se repase el blog; y no es otro que los bocadillos en cualquiera de sus formas (uno por semana cae como cena). Me parece que es una pequeña maravilla, fácil de comer y en la que en un solo bocado se puede combinar varios sabores a la vez.
Hoy en día tenemos la suerte de tener al alcance una cantidad ingente de panes para jugar con sabores y texturas (más o menos crujiente) y que tenemos que empezar a usar cada vez más porque un buen bocadillo con un mal pan es una porquería y un bocadillo normalito con un buen pan se convierte en una delicatessen, o acaso no nos acordamos todos de esos bocadillos de tortilla de patata y pimientos o el de lomo con piquillos si va acompañado de un buen pan se convierten en clásicos de la gastronomía a la altura de cualquier plato de cuchara. 
Bueno pues el de hoy es muy sencillo, simplemente tenemos que tener pan precocido ya que este bocadillo gana muchísimo con un pan caliente que nos aporte crujiente. Por otro lado se hace en la plancha lomo de cerdo y bacón y en una sartén se añade setas variadas y cuando estén casi hechas se le añade la sal y un poco de vino blanco y se tiene hasta que reduzca el líquido a seco. Se saca del horno el pan y quemándonos la mano abrimos y ponemos una capa de lomo, las setas y unas tiras de micuit y se termina con una capa de bacón. Un plato con mucho sabor y textura probarlo y volver a descubrir la maravilla que son los bocadillos y como sus sabores nos acercan a recuerdos inolvidables; cosa que solo los grandes platos son capaces e hacer. Esta última frase me hace recordar la escena de Ratatouille donde el crítico gastronómico rememora su infancia al probar el plato homónimo (tanta bambolla para un pisto) que creo que es la magia de la cocina que nos abre recuerdos y nos emociona pero esto nos lleva a la magdalena de Proust, así que seguiremos con esto otro día 
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